En Japón, la grulla es un símbolo de longevidad y buena fortuna. Es una de las figuras de origami más populares, no solo por su magia estética, sino también por el poder simbólico que se le atribuye.
Según la leyenda del Senbazuru, a quien haga mil grullas de papel se le concede un deseo. “Senbazuru” significa literalmente “mil grullas”.
Esta leyenda se popularizó gracias a la historia de Sadako Sasaki, una niña que contrajo leucemia tras la explosión nuclear de Hiroshima en 1945. A los doce años, Sadako se propuso hacer mil grullas de papel con la esperanza de recuperarse de su enfermedad. Su historia se hizo famosa en Japón, y desde entonces, las grullas de origami se han convertido en un símbolo de deseos de curación, paz y esperanza. En Hiroshima, incluso hay un edificio conocido como “Grulla de Papel”.
El 5 de mayo de 1958, se inauguró el Monumento a la Paz de los Niños de Hiroshima en recuerdo de Sadako Sasaki y de los miles de niños víctimas de la bomba atómica. En el exterior del monumento, pueden verse grullas de origami donadas por personas de todo el mundo. Además, el monumento cuenta con una grulla de origami, elaborada en bronce, donada por el Premio Nobel Hideki Yukawa.
En la Fundación CEPPA, hacemos grullas de papel con privados de libertad, en escuelas y otros lugares donde servimos a la comunidad. En las cárceles, los internos hacen grullas que regalan a sus hijos cuando los visitan, entre otras actividades.
En Japón, hay un museo dedicado exclusivamente a las grullas de papel enviadas desde todo el mundo. La Fundación CEPPA ha enviado muchas grullas, las cuales están en exhibición en este museo.
Somos una comunidad comprometida con nuestra misión. Buscamos restaurar la dignidad y la autoestima que cada ser humano merece. Nos enfrentamos al creciente desafío de la violencia en nuestra sociedad, convencidos de que hay un poder en el universo capaz de transformar la hostilidad y la violencia, en cooperación y solidaridad.
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